El pantano mágico
Hace millones de años, en la era cretácica, habitaban dinosaurios de todas las especies; los diplodocus con grandes cuellos largos, los triceratops con su enorme cuerno en el centro de la cabeza, y por último, el Tyrannosaurus Rex, el más peligroso de todos, dotado de cortas manitas delanteras y un enorme tamaño. Vivían tranquilos y había comidas para todos. Las mamás dinosaurio se habían puesto de acuerdo para tener a sus bebés y todos estaban ansiosos esperando a que llegara el gran día: “El nacimiento de los dinosaurios “. Al día siguiente nació un Diplodocus bebé; era un macho precioso y se llamó Max. Una hora después, lo hizo una hermosa triceratops llamada Dora. Y, por la noche, le llegò el turno al último dinosaurio y el más esperado, un Tyrannosaurus Rex, un macho enorme de nombre Joselito, pero tenia un problema bastante grande, nació sin voz. Todos estaban muy tristes, pues no podía asustar con su rugido y tampoco podían entenderle. Los bebés crecieron muy rápido, pero Joselito seguía muy triste sin poder hablar ni asustar. Dora, que era una triceratops muy lista, encontró una solución para ayudar a su amigo. Dijo que existía un pantano mágico, con agua curativa; todo lo que tocaba lo curaba. Estaba escondido en lo más alto de una montaña y nadie lo pudo encontrar hasta entonces. Decidieron emprender el viaje para encontrar el pantano. Anduvieron durante varios días, noches y no lograron encontrarlo. En el camino, se tropezaron con un animal un poco raro. Era una meganeura, un insecto gigante con alas, parecido a una libélula pero más grande. Se llamaba Bizcocho y también tenía un problema; no veía bien y se tropezaba con todo. Dora le comentò sobre la existencia del pantano curativo que podía sanar la vista de su raro amigo, así que decidió acompañar a los dinosaurios. De camino, Bizcocho, percibiò un aperitivo muy sabroso que parecía un ciempiés a lo grande y voló a por él, pero como veía borroso chocó contra un árbol y, sin imaginarlo, se colo por un agujero hacia su interior. Una vez dentro del àrbol, vio a lo lejos algo que brillaba y decidió ir a ver.Se quedo boquiabierto al descubrir el pantano. Tenía que salir para contárselo a sus amigos. Debía encontrar la manera de llegar al exterior de aquel árbol, pero con su problema de visiòn difícil lo tenía. De pronto, se acordó de las palabras de Dora, que le hablo del agua curativa
del pantano y, sin pensárselo dos veces, se lanzó al agua. Al salir..: ¡veía estupendamente! Consiguiò salir en busca de sus amigos y les contó lo sucedido. Sin embargo, ellos no podían entran en el árbol por su tamaño, así que Bizcocho tuvo una idea. Arrancó una flor un tanto extraña, con forma de botella y regreso dentro del árbol, recogiò agua del pantano para su amigo Joselito. Este bebió del agua curativa y su voz emergió al momento.Dora y sus amigos se pusieron tan contentos… juntos habían conseguido desvelar el gran secreto. El pantano mágico existía y los dinosaurios a sus casas se dirigian .FIN